De Yesica Bopp podría decirse que llegó al planeta para otorgarle un equilibrio a su entorno social más que para ser campeona del mundo en el boxeo. Es que, “La Tuti” nunca dudó un segundo en ayudar a sus seres queridos cuando más la necesitaron.
Si se tuviera que apuntar un hecho que llevó a “La piba de Oro” a desarrollar su personalidad, vinculada a la solidaridad, la lealtad y la amistad, no se podría dejar pasar cuando su padre abandonó a su mamá y dejó a Yesica, que tenía cuatro años, junto a su hermano Juan Carlos, sin una figura paterna en quien apoyarse.
Por lo que Bopp, que nació el 11 de abril de 1984 en Wilde, de alguna manera trató de no provocar en las personas que confiaron en ella lo mismo que su padre había hecho años atrás.
Este rasgo lo comenzó a demostrar en el boxeo cuando aun no era profesional. Lo que sucedió fue que tras los logros conseguidos por representar a la Argentina como amateur –ganó el Panamericano en el 2005 y obtuvo las medallas de bronce y plata en los mundiales de Rusia 2005 e India 2007 respectivamente-, recibió una oferta para viajar a Estados Unidos y realizar en aquel país lo que pintaba para ser una prometedora carrera profesional. Ante aquella propuesta, Yesica no se había mostrado incomoda, es más, estuvo a punto de viajar. Pero para hacerlo, necesitaba que le cumplieran un deseo, el cual se basaba en llevar con ella a su descubridor y entrenador de toda la vida, Delfino Pérez.
Como ante ese pedido lo único que recibió como respuesta fue un no, “La Piba de Oro” decidió quedarse en Wilde y seguir entrenando en el gimnasio municipal de su mentor. Como si nunca hubiera sido tentada por una oferta que involucraba mucho dinero para abandonarlo.
La Tuti comenzó a practicar boxeo a los 15 años luego de anotarse en un gimnasio gratuito para bajar de peso. “Entre un grupo de chicos vi a una que se movía bien y pagaba fuerte, entonces la llamé y le pregunté si quería boxear. A lo que ella me preguntó: ¿Qué va a pasar con mi nariz? Nada, le dije yo”, cuenta Pérez al recordar el día en que comenzó a entrenar a Yesica.
En la joven historia de Bopp ya se pueden contar variados logros sobre su vida vinculada al boxeo, como ser la primera mujer campeona Panamericana o la primera boxeadora en ganar un cinturón femenino de la Organización Mundial de Boxeo (2009). Además, es monarca invicta (13 peleas ganadas) de la categoría minimosca por la Asociación Mundial de Boxeo (AMB). Pero también acumula interesantes vivencias de las que se dan lejos de los guantes.
Al abandonar a su primera familia; Juan Carlos, el padre de la piba de Wilde, formó otra. La cual le dio a la Tuti dos medio hermanos: Evelyn y Ezequiel.
Lejos de generarle algún rechazo, a Yesica siempre le gustó mucho la idea de tener a dos hermanos menores. A los cuales, por esas desafortunadas situaciones que se pueden presentar en la vida, comenzó a cuidar y proteger.
Lo que sucedió fue que los hermanos de la Tuti se habían quedado solos debido al fallecimiento de su madre y la ausencia de su padre, quien ya no vivía con ellos. Situación que se vio agravada cuando Ezequiel comenzó a no resistir una enfermedad que sufría desde que era chico y fue hospitalizado en el hospital Garrahan.
Durante el tiempo que Ezequiel estuvo internado, Yesica fue a visitarlo todos los días. Solamente se alejaba del hospital para entrenar, lo que le pudo haber servido para descargar esa impotencia que le generaba no poder ayudar a su hermano de tan solo 14 años.
Al pasar uno meses, la Tuti no tuvo más que aceptar la chocante realidad, su hermano se había alejado. Pero con la certeza de haber intentado hacer hasta lo imposible para evadir lo inevitable, y con Evelyn viviendo en su casa, no le quedó otra que mirar para adelante y seguir por el mismo camino.
La pequeña boxeadora de Wilde pasó por momentos felices y de los otros en su vida, pero siempre mantuvo los mismos principios. La solidaridad, la lealtad y la amistad son las cualidades que la destacan entre el resto.
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